La niña de los fósforos

Por Jefatura de Bibliotecas

Publicada en 1845, “La pequeña cerillera”, ha logrado perpetuarse en el gusto de la niñez y también en los adultos. Y a 177 años de haber salido a la luz, es uno de los clásicos de la literatura universal.
En esta ocasión, en la sección “Tulancingo Lector” hablaremos de esta importante obra bibliográfica, considerada, una de las favoritas de esta época del año.
Aunque el final es verdaderamente triste, la historia nos muestra la importancia de la solidaridad y de siempre, ayudar al otro.
También conocido como La cerillera o La niña de los fósforos, este cuento de Hans Christian Andersen, conmueve en cada uno de sus párrafos.
Con el paso de los años, ha sido llevado a la pantalla grande, por numerosos cineastas, igualmente con éxito.
Compartimos solo algunos fragmentos de “La pequeña vendedora de fósforos” o “La Nochebuena de Anita” (igualmente así llamado el libro); queremos que lean este bellísimo ejemplar que se encuentra en las bibliotecas de Tulancingo.
“Hacía un frío terrible. Nevaba y empezaba a caer la noche; la última noche del año, la víspera de Año Nuevo. En medio de tanto frío y de tanta oscuridad, deambulaba por las calles una niña muy pobre, la cabeza descubierta y los pies descalzos; cierto es que al salir de casa llevaba unos pantuflos puestos, pero ¡de bien poco habían servido! Eran tan enormes que la última en llevarlos había sido su madre, y la pequeña los había perdido al cruzar la calle al paso de dos carruajes que iban a galope tendido. De uno de los pantuflos no se volvió a saber más y el otro se lo llevó un chiquillo diciendo que le serviría de cuna para sus hijos cuando los tuviera.
Ahora la niña iba descalza y con los piececitos amoratados de frío. En un viejo delantal llevaba unos cuantos fósforos y sostenía también un puñado en una mano. Nadie le había comprado nada en todo el día. Nadie le había dado una triste moneda. Caminaba hambrienta, aterida de frío, y ¡con un aire tan abatido! Los copos de nieve iban cayéndole sobre los largos cabellos rubios, que por detrás se rizaban en hermosos tirabuzones; aunque ella no reparaba en tales adornos. Todas las ventanas estaban iluminadas y hasta las calles llegaba un aroma delicioso a ganso asado. Claro, era la víspera de Año Nuevo, pensó…”
La forma en que escribe el danés Hans Christian Andersen, es magistral; es uno de los más famosos literatos reconocidos por sus cuentos para niños, entre ellos destacan: El patito feo, La sirenita, La reina de las nieves, entre otros.
Leer en familia no solo este libro sino muchos otros con los que contamos en las 8 estanterías, es la invitación que realizamos desde la Jefatura de Bibliotecas de Tulancingo.
Seguimos fomentando la lectura